El Puerto de Progreso, en el corazón del Golfo de México, ha sido durante décadas una pieza fundamental para la economía de Yucatán, con un potencial limitado por falta de infraestructura. Su ubicación estratégica, equidistante entre América del Norte y América Latina, y con acceso directo a rutas marítimas hacia Europa, lo convierte en un punto clave para la integración de cadenas de suministro regionales y globales. En el contexto actual, donde la regionalización redibuja las reglas del comercio mundial, el potencial del Puerto de Progreso es crucial para que Yucatán y México se conviertan en líderes de esta nueva era logística.
Con una visión clara y estratégica, la presidenta Claudia Sheinbaum, el gobernador Joaquín Díaz Mena y el secretario de Marina, Raymundo Morales, han dado un paso histórico para materializar este potencial. En días recientes, en la conferencia “Mañanera del Pueblo”, se anunció una inversión sin precedentes de 7,900 millones de pesos para la ampliación y modernización del puerto, que lo consolidará como uno de los seis puertos estratégicos de México, destacado entre las 103 instalaciones marítimas que componen el sistema portuario nacional.
Desde su construcción, el Puerto de Progreso ha sido un símbolo de conectividad limitada para Yucatán. Nunca antes este puerto había experimentado una intervención de esta magnitud. El plan contempla la construcción de una plataforma de 80 hectáreas, triplicando su capacidad actual. Esta ampliación multiplicará su capacidad operativa y lo convertirá en un hub logístico de clase mundial. Además, la potencial inclusión de un astillero fortalecerá una industria que podría transformar a Yucatán en un referente en mantenimiento y construcción naval en México.
La relevancia del Puerto de Progreso queda clara cuando se considera que el comercio exterior representa una parte crucial de la economía de Yucatán. Según datos recientes de la Secretaría de Economía, las exportaciones e importaciones del estado alcanzaron un total combinado de 80,160 millones de pesos en 2023, frente a un PIB estatal de 461,392 millones de pesos. Esto significa que el comercio exterior constituye aproximadamente el 17% de la economía del estado. Con esta intervención histórica, se potencializa directamente una gran proporción de la economía estatal, considerando la relevancia estratégica del puerto como principal facilitador de las operaciones de comercio exterior en Yucatán.
La designación del Puerto de Progreso como uno de los seis puertos más importantes de México subraya su relevancia en el panorama nacional. Esta decisión no es fortuita: Progreso se encuentra en una ubicación privilegiada que conecta las principales rutas comerciales del continente y facilita el intercambio comercial con Europa, Asia y los mercados emergentes de América Latina, circunstancia que ha sido acertadamente destacada por el gobernador Joaquín Díaz Mena en su plan insignia, el “Renacimiento Maya”.
La ampliación del Puerto de Progreso tendrá un impacto profundo tanto a nivel económico como geopolítico. Esta obra generará cientos de empleos directos e indirectos, tanto durante su construcción como en las operaciones futuras. Además, atraerá inversiones estratégicas en sectores como manufactura, logística y turismo, diversificando la economía de Yucatán y consolidando su papel en el comercio internacional. En el contexto del nearshoring, el puerto se convertirá en un puente estratégico para empresas que buscan acortar y diversificar sus cadenas de suministro, atrayendo inversión extranjera directa y fortaleciendo la integración regional. Al mismo tiempo, su modernización permitirá responder a las crecientes demandas de comercio entre América Latina, Estados Unidos y Europa, afianzando la influencia de México en el tablero geopolítico global.
El gobernador Joaquín Díaz Mena ha descrito esta obra como el inicio del Renacimiento Maya. Esta intervención monumental es la principal obra de mejora en infraestructura portuaria en la historia del estado y representa la mayor apuesta al futuro de la región. Con esta ampliación, el Puerto de Progreso se posiciona como un motor económico de la península, un nodo estratégico para el comercio global y un ejemplo de cómo la infraestructura puede ser un catalizador para el desarrollo sostenible y la justicia social.
Escrito por Víctor José López Martínez, Abogado internacional mexicano, socio fundador de Sánchez-Labrador & López Martínez S.C. (SLLM) y actualmente Representante del Gobierno del Estado de Yucatán en la Ciudad de México. La firma es reconocida en América Latina por su enfoque en innovación, inversión extranjera y emprendimiento. Con una amplia trayectoria en el sector público y privado,Es miembro de la Barra Internacional de Abogados, miembro de la junta directiva de la Asociación de Abogados México-Estados Unidos y del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales.
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